Un texto inédito de Anselmo Lorenzo que trata de las maniobras políticas contra el anarquismo español y que sigue siendo de una actualidad candente.

Original en francés : https://cnt-ait.info/2023/05/18/lorenzo-protestation/

El texto que damos a leer a continuación se titula:  “PROTESTACIONES DESDE ESPAÑA: RESPUESTA AL BURÓ SOCIALISTA INTERNACIONAL”. Es un texto inédito (o al menos olvidado) de Anselmo Lorenzo. Se publicó en 1910 en el número 3 de La Vie ouvrière, el periódico de la CGT francesa de los orígenes, creado unos meses antes por Monatte. No obstante, dicho texto aborda unos puntos que para nosotros, más de 110 años después, hacen eco de la situación del anarcosindicalismo hoy día en España.

El propio Anselmo Lorenzo es una figura olvidada del anarcosindicalismo español. Sin embargo, es una de sus figuras tutelares. Pertenece a esa generación de pioneros, la que conoció la Primera Internacional, la de los debates entre Marx y Bakunin, una época en que el sindicalismo era ilegal y no consistía en presentarse a elecciones como representantes de los trabajadores, ya que preferían estos la acción directa. Incansable propagandista del anarquismo, Lorenzo es el lazo entre la AIT  de la primera época y la CNT española, al participar en el Congreso de fundación de la organización emblemática del anarcosindicalismo español.

Anselmo Lorenzo fue considerado por los anarquistas de su tiempo como un maestro, un abridor de caminos, por su rectitud, su honradez y sobre todo por su apego indefectible a los valores morales y éticos del anarquismo. Esta probidad incorruptible convenció a numerosas trabajadoras, a numerosos trabajadores (ou bien : a numerosxs trabajadorxs) en España y más allá, en todos los países hispanohablantes, del valor del Anarquismo, la más alta expresión del orden como escribía su coetáneo Eliseo Reclus.

Pero Lorenzo fue también y sobre todo un hombre que puso en práctica sus convicciones. Durante más de 12 años fue el inseparable compañero de lucha de Francisco Ferrer, aquel pedagogo libertario que creó la Escuela Moderna para intentar arrebatar a las masas trabajadoras a las garras de la más venenosa reacción religiosa. En 1909, el estado español decide llamar a los reservistas para enviarlos a combatir en la guerra colonial de Marruecos. Dicha medida afecta en realidad a los jóvenes obreros, ya que los hijos de la burguesía podían eximirse por 1500 pesetas. Para protestar contra la movilización de sus hijos, la Barcelona popular, la Barcelona anarquista se subleva. En esta grandiosa insurrección, el pueblo afirma su fuerza. Algunos conventos son incendiados simbólicamente, sin daño ninguno a sus ocupantes. La represión burguesa y clerical se desata sin piedad. Es la Semana Trágica. El poder necesita encontrar responsables y culpables para castigarlos. Será Ferrer, quien será detenido, condenado y fusilado.

Pero uno nunca desconfía suficientemente de aquellos que se dicen tus « amigos ». Que la burguesía capitalista intente suprimir a los anarquistas después de todo, nada más normal. Pero en 1910, sobre las ruinas todavía humeantes de la Semana Trágica, el Partido Socialista y su buró internacional apuñalan por la espalda a los anarquistas, aprovechando su debilitamiento tras la represión. Es cierto que España siempre fue una “anomalía” política: desde la época de la Primera Internacional, el movimiento obrero español había asumido la causa de Bakunin contra Marx. Los marxistas siempre trataron de deshacerse de esa piedra en el zapato que estorbaba sus planes sobre el cometa revolucionario. Y a pesar de sus repetidas llamadas a la unidad, los marxistas siempre quisieron y siguen queriendo eliminar a los anarquistas, a veces directamente, a veces más sutilmente, absorbiéndolos. En diciembre de 1909, fue el método brutal el elegido: el Partido Socialista Español, encabezado por Pablo Iglesias, lanzó un llamamiento al Buró Socialista Internacional, que se apresuró a transmitirlo a los demás partidos socialistas europeos, a fin de pedirles ayuda para relanzar su diario La Internacional y así, « ayudando a los ‘socialistas’ de Cataluña, contribuiréis a extinguir uno de los mayores y más antiguos focos de anarquía de Europa ».

Este afán de los políticos burgueses de izquierda por erradicar el anarquismo del mapa de España hizo reaccionar a Anselmo Lorenzo, y este es el  texto que os proponemos leer de nuevo hoy. Invitamos a los militantes sinceros del anarcosindicalismo interesados en la cuestión española a releerlo atentamente, no con el ojo húmedo de la nostalgia, sino con el ojo aguzado de la crítica. Porque sucede que hoy, una vez más, el anarcosindicalismo español corre peligro de ser anonadado por “amigos que lo quieren bien”.

Después de la muerte de Franco, la burguesía lanzó la “transición a la democracia”: cómo cambiarlo todo para que nada cambie. Que España se sume al campo de las “naciones democráticas liberales” pero sobre todo que el poder y la riqueza queden en manos de la burguesía. Pero el circo de la reconciliación nacional, firmada en el Pacto de Moncloa con el que el PS y el Partido Comunista reconocían la monarquía a cambio de su institucionalización, se vio perturbado por una CNT renaciente y revoltosa, que rechazaba el Pacto del compromiso histórico de la izquierda con la Monarquía Constitucional. La CNT rechazó la mano tendida de la institucionalización negándose a participar en las elecciones sindicales. Mediante una serie de maniobras más o menos sutiles (asunto Scala, infiltración de Enric Marcos al frente de la CNT, …) la burguesía consiguió dividir a la CNT. Hay que decir que pudo contar con la actitud de algunos falsificadores y políticos, introducidos en la CNT -entre ellos el célebre Enric Marcos- que apelaban a la sensatez y a la aceptación del juego institucional. Como vulgares confidentes de la policía, incluso solicitaron una reunión con el cónsul estadounidense en Barcelona para contárselo todo como lo demuestra el cable diplomático del 23 de mayo de 1978 desvelado por Wikileaks unos 20 años más tarde . Estos falsificadores están en el origen de la actual CGT española, de la cual Solidaridad Obrera es una escisión (especialmente después de que la CGT acordó sindicalizar a los policías, incluso si la CGT se ha retractado desde entonces).

A pesar de esas divisiones cuyo fin era erradicar el más antiguo foco anarquista de Europa, quedaban algunos irreductibles que resistían al canto de las sirenas de la integración. Pero desde hace unos diez años, una nueva oleada de ataques contra los principios anarquistas de la CNT surge en el seno mismo de la venerable organización. En nombre de una supuesta eficiencia y de un pragmatismo que queda por demostrar, todo lo que constituye el alma y el corazón del anarcosindicalismo es rápidamente vaciado de toda sustancia. La acción directa de los trabajadores se sustituye por la mediación de los abogados en los tribunales. Para una fracción que ahora se llama CNT-CIT ( por referencia a su afiliación a la Confederación Internacional del Trabajo, que hoy rige su organización), la CNT se ha convertido en un “sindicato revolucionario”, hasta en un “sindicato alternativo” o “combativo”.

En los documentos de presentación de la CNT, la finalidad política de la CNT–  el Comunismo Libertario, véase el título del libro de Isaac Puente)- ya no aparece. O sino simplemente a modo de nostalgia, de un accesorio guardado en el estante polvoriento de las reliquias de un pasado lejano y finiquitado.

Guy Debord, en La sociedad del espectáculo lo escribió muy bien: « En el mundo realmente invertido, la verdad es un momento de la mentira ». Hoy, en España como en muchos países, el anarcosindicalismo se ha convertido en un espectáculo “sindical revolucionario », las banderas rojinegras se han convertido en imágenes cuyo significado se ha perdido pero que aportan bonitos colores en las fotos y selfis colgadas en las redes sociales. Las siglas CNT se han convertido en una marca registrada en el registro de propiedad intelectual por parte del CIT, que ahora pretende monetizarla. Así, esta fracción que se ha hecho con el control de la CNT, ha atacado ante un tribunal del Estado a los irreductibles de la CNT-AIT por usurpación de siglas, infracción al derecho de propiedad intelectual; y reclama una indemnización en nombre del derecho a la imagen!!! ¡¡¡Esta CNT-CIT reclama 900.000 euros de compensación a la CNT-AIT!!! ¡Casi un millón! ¡Y como esta CIT no le tiene miedo a nada, se atreve a dar a su centro de archivo el nombre de Anselmo Lorenzo!

Se reconoce un lobo por su capacidad de vestirse con la piel de los corderos que acaba de devorar, para convencer mejor a la gente de que es uno de ellos.

La conclusión del texto de Anselmo Lorenzo que denuncia las maniobras disolventes y venenosas de los políticos de su tiempo es intemporal. Se aplica también a la situación actual y a nuestros políticos contemporáneos.

“Ello no impide que la inteligencia y la energía de los que quedan, de los invencibles, de los que mantienen el fuego sagrado de la idea contra las persecuciones y las desviaciones, nos den la certidumbre de que Barcelona,  Cataluña, la España trabajadora en su totalidad no dejarán de cumplir con su deber ante las reivindicaciones proletarias. »

Somos fieles al espíritu de Anselmo Lorenzo, por eso llamamos a los anarquistas y anarcosindicalistas sinceros, a « los que quedan, los invencibles, los que mantienen el fuego sagrado contra las persecuciones y desviaciones », se encuentren donde se encuentren, para que expresen a la CIT y a sus secciones -tal como actuaron Monatte y otros en aquellos años protestando ante el Buró Socialista – su más firme reprobación de las acciones de la sección española de la CIT contra la CNT-AIT española.

¡Viva el anarcosindicalismo! ¡  Viva la CNT-AIT española! ¡

Viva la Asociación Internacional de  los Trabajadores!

CNT-AIT Francia

[1] La Vie Ouvrière, janvier 1910, numéro 3, page 328 et suivantes, Paris

[2] Asociación internacional de trabajadores

[3] Dime con quién andas y te diré quién eres…   Acerca de la CGT española: http://cntait.info/2019/09/23/cgt-e-cia/

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PROTESTAS DESDE ESPAÑA:
RESPUESTA AL BURÓ SOCIALISTA INTERNACIONAL

La Vie ouvrière, número 12, 20 de marzo de 1910

Recientemente, un diputado socialista belga, el Sr. Léon Furnémont, realizó un viaje a Madrid para reunirse con miembros de la organización política dirigida por Pablo Iglesias. Allí, en una conferencia pública, hizo unas declaraciones reproducidas por la prensa española, que citamos a continuación:

“Nuestro evangelio, adoptado en todos los congresos socialistas, se resume en las siguientes tres proposiciones:

1° El Partido Socialista es un partido de clase, es decir el partido de los trabajadores, tanto manuales como intelectuales, de los que sin ningún medio de subsistencia, se ven obligados a vender al capital su fuerza de producción y viven sometidos a su tiranía;

2° La clase obrera debe organizarse para la acción política: es decir, al lado de su organización sindical y profesional, también debe hacer política para obtener la protección económica de las leyes: porque si las leyes no sancionan la mejoras aportadas a la condición del proletariado, no será fácil para éste adquirir la capacidad de transformar el sistema social;

3° La clase obrera debe apoderarse de los poderes públicos, para llevar a cabo la transformación de la organización actual, basada en el monopolio con beneficio de unos cuantos, en una organización comunista o colectivista, en la que todos los medios de producción pertenecerán a las naciones y a toda la humanidad, uniendo así todas las clases en una sola, que trabajará y gozará de la riqueza.

Quien acepta estas tres proposiciones es socialista. Quien no las acepta, sea cual la nobleza de su corazón, sea cual sea su inteligencia y el ardor de su celo democrático, no es socialista. »

La consecuencia de semejante programa es que cualquier trabajador manual o intelectual que acepta estas tres proposiciones, -ya sea inglés, francés, belga, suizo, alemán, ruso, italiano, español, portugués, etc. – no es un internacionalista: es un nacionalista, que, desconociendo la capacidad revolucionaria del proletariado, pide a los legisladores y a los gobernantes de su país leyes protectoras con las cuales los trabajadores serán capaces de transformar el sistema social.

En este evangelio enseñado por los apóstoles del nuevo socialismo, diametralmente opuesto a aquel socialismo en cuyo nombre los socialistas de París y Berlín se llamaban hermanos y protestaban contra la guerra franco-prusiana; a aquel  socialismo que reunió en Madrid en 1870 y 1871 a obreros franceses y obreros españoles para protestar contra la fiesta patria del 2 de mayo, este evangelio socialista absolutamente contrario al de la Asociación Internacional de los Trabajadores, que unía en un pensamiento y en una acción común  a todos los trabajadores del mundo sin distinción de color, de creencia o de nacionalidad, – se fracciona al proletariado por naciones en vez de mantener la solidaridad internacional, y se hace creer a los trabajadores que dedicándose a la política nacional y confiando en los políticos profesionales se puede esperar ver realizada la transformación del sistema social, esto es la negación de los dos grandes principios de la Internacional: “La emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos”; “La emancipación de los trabajadores no es un problema local ni nacional, sino un problema social candente en todos los países civilizados, y cuya solución depende de su participación, tanto práctica como teórica”.

Furnémont me hace pensar aquí en uno de esos milords ingleses que, imbuidos del prejuicio de que España es un país de manolas y de toreros, van a Sevilla a asistir a un « regocijo popular » artificialmente preparado que toman por una manifestación espontánea y auténtica de las costumbres. del país, y regresan a casa más engañados que nunca, imaginando que han visto la confirmación de sus ilusorias creencias.

Como lo dijo en su conferencia, Furnémont cree que el proletariado es incapaz de efectuar la transformación del sistema social, y que para adquirir dicha capacidad, necesita la protección de las leyes; es como si los corderos, para liberarse de la tiranía de los lobos, les pidieran su protección. Llega a Madrid, habla con Pablo Iglesias y su séquito, y se cree que está contactando con la totalidad del proletariado español: como si no existiera una Andalucía obrera de antigua tradición comunista, una región valenciana abierta a las ideas progresistas, una Cataluña sindicalista revolucionaria más antigua que la propia Internacional, una costa cantábrica habitada por una raza fuerte y prudente, una tierra en la que La Coruña y Gijón brillan como dos faros del pensamiento redentor del proletariado. Y con esta visita a Madrid coincide, quizás a raíz de la información obtenida o sugerida, la publicación en el diario Le Peuple de Bruselas, el 8 de febrero de una circular verdaderamente increíble, firmada por los miembros del Comité Ejecutivo del Buró Socialista Internacional, Vandervelde, Anseele, Furnémont y Huysmans, en la que se pide a los comités centrales de los partidos afiliados que aporten dinero para posibilitar la reanudación de la publicación en Barcelona de un periódico titulado La Internacional.

Este documento comienza así:

“Desde la fundación de la Internacional en España, no ha habido en Cataluña, y especialmente en Barcelona, un movimiento socialista serio. Los bakuninistas tomaron el liderazgo del movimiento obrero desde el principio y realizaron ataques violentos contra los socialistas. Primero publicaron en Barcelona un diario, El Productor, y una revista científica, la Revista Blanca. Editaron luego, de manera casi constante, un gran semanario en Barcelona, y varios diarios en los demás pueblos de Cataluña. Esta actividad dificultó mucho el trabajo de los « socialistas », que se contentaban con publicar de vez en cuando semanarios y con celebrar mítines públicos que los anarquistas perturbaban metódicamente y en ocasiones incluso trataban de disolver a tiros de revólver.

“Esta situación anormal, con la que sufría enormemente la clase obrera, había cambiado notablemente tras varios fracasos de los anarquistas, en particular tras la huelga de 1902”.

La circular añade que entonces, como los sindicatos “casi habían desaparecido de Cataluña”, se vio “a los socialistas entrar en la batalla para reconstituir estos organismos sobre bases más seguras y fuertes”. Y fusionando lo verdadero y lo falso, el Buró de la Internacional Socialista continúa en estos términos:

“El primer esfuerzo en esta dirección se hizo en 1904, contribuyendo a la constitución de la Federación Local de Sindicatos Obreros conocida como “Solidaridad Obrera”. Fue una iniciativa bienvenida ya que en 1907 esta federación local pasó a ser regional. Los “socialistas” intentaron un segundo esfuerzo mucho más importante al constituir por primera vez la “Federación Socialista Catalana” y al fundar un importante órgano con el título La Internacional. »

El propio Buró Socialista Internacional se encarga de demostrar que los esfuerzos de 1904 y 1907 no lograron constituir en Cataluña un movimiento “socialista” serio. Lo prueba por el hecho mismo de la petición que dirige a los comités centrales de los partidos afiliados para que acudan en ayuda de esos pobres « socialistas » catalanes, que no están en condiciones de retomar por sí solos la publicación de su órgano.

“Es absolutamente necesario – dice la circular – resucitar este periódico… Pero nuestros compañeros no están en condiciones de aportar los medios necesarios para publicar La Internacional. Más bien, deberían ser ayudados ellos mismos. Ante tal situación, estos compañeros recurrieron al Buró de la Internacional Socialista para solicitar su ayuda. Para poder publicar de nuevo su periódico con perspectiva de éxito, necesitarían de ocho a nueve mil francos. Esta cantidad, relativamente considerable para ellos, no se la pueden pedir al Comité Nacional del Partido Español… Como ven, nuestros compañeros españoles se encuentran en un momento muy difícil en la vida de su partido. »

Por otro lado, estos bakuninistas que nunca han sido capaces de hacer nada serio, estos anarquistas cuyos « fracasos » se supone que han favorecido el crecimiento del partido « socialista », constituyen en realidad,  como lo reconoce el Buró Socialista Internacional, una fuerza importante; tan importante que es contra ella por lo que solicita el dinero de los países vecinos. Véase:

« Ahí están los viejos bakuninistas, dispuestos a retomar la lucha y a retomar el control del movimiento obrero y de los sindicatos, actualmente debilitados… Ayudando a los « socialistas » de Cataluña, contribuiréis a extinguir uno de los mayores y más antiguos focos de anarquía en Europa. Ayudaréis así a constituir y fortalecer el poder de estos « socialistas » en España, y finalmente intervendréis de manera eficaz en el difícil y valeroso esfuerzo que está intentando en este momento la clase obrera de toda España (!). »

No discutiré tampoco la circular tan torpemente enviada por el Buró de la Internacional Socialista. Esta circular, como es natural, suscitó la indignación de los sindicalistas catalanes, cuyo órgano, Solidaridad Obrera, la estigmatizó en su número del 26 de febrero como un documento que « falsifica los hechos de forma deplorable » y que « contiene calumnias perjudiciales para la armonía que ha de reinar en el sindicalismo. En cuanto al periódico Tierra y Libertad, publicó el 3 de marzo una respuesta que quiero reproducir aquí en su totalidad:

“El grupo editorial y redactor de Tierra y Libertad, de Barcelona, denuncia ante el mundo laboral el hecho siguiente:

« El Buró Socialista Internacional, en el semanario belga Le Peuple, órgano de la democracia socialista, del pasado 8 de febrero, se dirige a los comités centrales de los partidos afiliados, pidiéndoles de ocho a nueve mil francos para la reconstitución del diario La Internacional.

“En esta circular, el Buró Internacional Socialista, mal informado, incurre en inexactitudes que pueden ser calificadas de graves e incluso de calumniosas.

“Para evitar los malos efectos de este documento, que tiene todo el aspecto de un decreto gubernamental, los trabajadores a quienes va dirigido deben saber lo siguiente:

« 1° que la fracción llamada « socialista », que constituye en España la agrupación política denominada Partido Obrero y la agrupación obrera denominada Unión General de Trabajadores, no tiene importancia en Cataluña ;

2° que la Revista Blanca no se editó en Barcelona;

3° que la huelga general de Barcelona de 1902, brillante movimiento de solidaridad hacia una corporación obrera en lucha contra el capital, movimiento que asombró al mundo por su novedad y su grandeza, fue denigrado por el secretario del comité de dirección del antedicho Partido Obrero, quien dio información desfavorable al Consejo de los Trade Unions de Inglaterra, que había visto con natural simpatía este grandioso movimiento.

4° Que la federación local de sociedades obreras que constituye el organismo designado con el nombre de « Solidaridad Obrera » fue producto de un movimiento espontáneo de los trabajadores de Barcelona, y no del insignificante grupo « socialista » barcelonés que apenas manifestó, en largos años, signos exteriores de existencia en Barcelona;

5° que la « Federación Socialista Catalana », cuya existencia apenas se advierte, y [lo que se denominó su órgano] el diario La Internacional, por una parte, y por otra la federación denominada « Solidaridad Obrera » y su órgano intitulado Solidaridad Obrera, son dos cosas bien distintas, sin confusión posible;

6° que los anarquistas nunca perturbaron las reuniones convocadas y celebradas por los miembros del grupo socialista, y, a fortiori, nunca dispararon allí tiros de revólver;

7° que si es ayudando a los « socialistas » de Cataluña a acabar con una de los más antiguos focos de anarquía -eso dice el Buró Internacional Socialista en un lenguaje indigno y calumnioso- como se consolidará y fortalecerá la importancia del « socialismo” en España no es necesario pedir 9.000 francos a las federaciones obreras internacionales para ayudar el diario La Internacional: solo hay que presentar la nota a los fondos réptiles.

“Invitamos al Buró Internacional Socialista, a las sociedades y trabajadores a quienes va dirigida la lamentable circular, y al conjunto de los trabajadores que no practican el socialismo de manera tan mezquina a que tomen nota de estas declaraciones.

“Por nuestra parte, profundamente impresionados por las recientes declaraciones de los trabajadores de la República Argentina que, renunciando a sus divisiones, han decidido una unión fuerte y consciente que ha de ser como el sindicato liquidador de la sociedad burguesa en bancarrota; admiradores del gran movimiento emancipatorio de los trabajadores de Pensilvania y deseosos de unirnos con todos los trabajadores de Europa y del mundo en la idea y en la obra de emancipación y participación de todos en el patrimonio universal, protestamos contra las maquinaciones de estos « socialistas » que solo aspiran a ser líderes y diputados, a costa de la  sumisión de sus afiliados, y que transforman el socialismo, gloriosa iniciativa de la Asociación Internacional de los Trabajadores, en un humilde rebaño de cotizantes y votantes, lo que esa gente llama « las doctrinas de su partido ».

Nada se puede añadir a una respuesta tan aplastante como merecida.

Ojalá la entiendan las organizaciones obreras a las que se les pide dinero para una propaganda de dudosa eficacia y de carácter más que ambiguo.

Ahora bien, en contraste con la impresión que recibió Furnémont de su visita a Madrid, será bueno cotejar con la impresión de Jouhaux a raíz de su reciente visita a Barcelona, donde vino de delegado por la Confederación General del Trabajo para asistir al gran mitin anunciado el 6 de febrero y que no pudo celebrarse. En La Voix du Peuple, de París, del 27 de febrero,  Jouhaux relató lo que vio y lo que oyó:

« Pude », dijo, « entrar en contacto con los valientes militantes barceloneses. La impresión que me causó esta entrevista fue excelente. A pesar de la debilidad numérica actual de la organización obrera en Cataluña, esta constituye sin embargo una gran fuerza activa y combativa.

“Al contrario de lo que lamentablemente sucede con demasiada frecuencia en nuestros círculos sindicales, los trabajadores catalanes están impulsados por un espíritu ampliamente abierto a ideas nobles y generosas. Sus sindicalistas son hombres audaces y valientes que no se asustan ante ningún intento, por audaz que sea. El ambiente de las reuniones sindicales es de fraternidad y simpatía mutua. Los trabajadores viven la vida de sus organizaciones, vibrando en todas sus manifestaciones. Ahí, en mi opinión, es donde radica la fuerza de un movimiento.

Cuando desaparece la indiferencia, cuando lazos de afinidad unen a las personas al destino de su organización, entonces es cuando ésta resulta verdaderamente fuerte. Es lo que ocurre en Barcelona. Con tales asociaciones, nada es imposible, todo se puede intentar. El fracaso, lejos de aniquilar las energías, las estimula para nuevas batallas. Así me decían nuestros compañeros de Solidaridad Obrera que estaban listos para retomar la lucha si el gobierno no concedía la amnistía. Yo sólo podía alentarlos en esta dirección, mostrándoles la utilidad de una organización metódica.

“El problema de Cataluña es precisamente la falta de organización. El temperamento caliente y exuberante de los catalanes se somete difícilmente a una disciplina. Sin embargo, teniendo en cuenta el altísimo sentimiento de este pueblo particularmente estudioso, podemos estar seguros de que sabrán aprender de los últimos acontecimientos de Barcelona.

“Los principales militantes lo entendieron, y llenos de entusiasmo, apenas salidos del período de feroz represión, se lanzaron audazmente a este trabajo de reorganización. Dentro de poco, la Cataluña obrera tendrá una organización poderosa y formidable. Impulsada por un espíritu de lucha que la caracteriza, caminando hacia un ideal muy alto, el futuro se le abrirá de par en par.

“Esta es la impresión que traigo de mi demasiado corta estancia en la hermosa ciudad artística de Barcelona. »

En cuanto a la falta de organización que observó el compañero Jouhaux entre los trabajadores barceloneses, quisiera presentar dos o tres sencillas observaciones.. Téngase en cuenta que acabamos de atravesar un período de dura y cruel represión gubernamental; que nos encontramos en una gran crisis de paro, en que el hambre empuja a los trabajadores a emigrar; que la inexperiencia de los jóvenes y de los jornaleros procedentes de las comarcas rurales de Cataluña, Aragón y Valencia los deja fácilmente seducidos por la elocuente charlatanería de los republicanos; que los burgueses recurran al pacto del hambre contra los trabajadores inteligentes y activos; esto explica esta debilidad numérica y esta falta de organización.

Ello no impide que la inteligencia y la energía de los que quedan, de los invencibles, de los que mantienen el fuego sagrado de la idea contra las persecuciones y las desviaciones, nos aseguran de que Barcelona, Cataluña, la España obrera en su conjunto no dejarán de cumplir su deber a la luz de las reivindicaciones proletarias.

Barcelona lo demostró en febrero de 1902 y en julio de 1909, como lo probaron también otras muchas ciudades y otras muchas regiones de España en el tiempo transcurrido desde el comienzo del movimiento de emancipación del proletariado.

Anselmo Lorenzo

Nota del Editor [Pierre Monatte]: Para « contribuir a extinguir una de los mayores y más antiguos focos de anarquía en Europa », la Comisión Administrativa Permanente del Partido Socialista votó en su reunión del 21 de febrero, una suma de 500 francos.

Obsérvese que no hubo ninguna protesta contra este voto, ni al leer el llamamiento del Buró Internacional, ni desde entonces, por ningún miembro de la Comisión Administrativa, donde la tendencia insurreccional sin embargo cuenta con dos representantes [ uno es Gustave Hervé] .

Observamos con mayor sorpresa aún que para preparar el voto de estos 500 francos, se publicó un artículo parafraseando la circular del Buró Internacional en L’Humanité del 1ro de febrero, bajo la firma de André Morizet.

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